Antes de una guerra, paz

Antes de una guerra, paz

Según la decisión halájica, el llamamiento a la paz debe ser también escuchado en el transcurso de la guerra, y cada ciudad debe tener su oportunidad para la paz.

Las cuatro ciudades de los Guivonim-“Guivón, Kefira, Beerot y Kiriat Yearim” (Versículo 17), que decidieron no combatir tras la caída de Ierijó y de Hai, que cubrían la región al noroeste de Ierushalaim. La voluntad de ellas de concertar un pacto a toda costa, refleja una decisión estratégica en la guerra por la tierra-

Los propios hijos de Israel sospechaban de las ciudades cananeas fortificadas hasta que cayó la muralla de Ierijó y fue conquistada Hai.

Pero ¿por qué los Guivonim inventaron semejante relato engañoso?

Según la postura del Rambam (acrónimo hebreo de Rabí Moshé Ben Maimón, 1138-1204, conocido como Maimónides, médico, astrónomo, filósofo, una de las figuras prominentes del siglo de oro español, y fue también Rabino en Al-Ándalus, Marruecos y Egipto) (Hiljot Melajim capítulo 6, 1-5), Yehoshua envió una propuesta de paz (de rendición) antes del cruce del Iardén, y los reyes de Kenaan la rechazaron-los Guivonim  “no conocían la ley de Israel, y se imaginaron que una vez más no tendrían una propuesta de paz”, y por consiguiente, intentaron salvarse por medio del engaño. El comentarista Rabad (acrónimo hebreo de Rabí Abraham Ben David, un destacado Rabino y comentarista bíblico del siglo XII) disintió con el Rambam y escribió, que los Guivonim comprendieron muy bien la situación, ya que después del rechazo y en el marco de la guerra, ya no hay posibilidad alguna para la paz.

Pero el Rambam precisó el lenguaje de la Torá (Devarim capítulo 20, versículos 10-11) “Cuando te acercares a una ciudad para combatir contra ella, le dirigirás un llamado por la paz…” y dictaminó que “no se libra una guerra contra nadie en el mundo hasta que no se realiza un llamamiento a la paz, debiendo diferenciar entre Miljemet Reshut y Miljemet Mitzvá” (Y así también escribió el Rambam en su comentario al libro Devarim, capítulo 20, versículos 10-11).

Conforme a la definición halájica, el llamamiento a la paz debe escucharse también en el transcurso de la guerra, y cada ciudad debe tener su oportunidad para la paz. Tras descubrirse el engaño, los hijos de Israel querían asestarle un duro golpe a los Guivonim, pero la promesa que le realizaron a ellos por el nombre de Dios los detuvo (18-20) y los Guivonim se convirtieron en servidores del Santuario “hacia el lugar que habrá de elegir” (Versículo 27).

El Rambam escribió en la Halajá (en base a la Guemará Guitín 46a, y así también en el comentario de Rashi y los Rishonim), que la violación de una promesa es como profanar el nombre de Dios,  incluso cuando se haya realizado por error.

También en esto se basaron los dictaminadores de la Halajá, al momento de la fundación del Estado y de las Fuerzas de Defensa de Israel, y establecieron, que el compromiso del Estado de Israel con los tratados de guerra internacionales es vinculante debido a la profanación del nombre de Dios.

Gentileza del sitio 929.

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