El Templo y la Casa de David se hallan en peligro

El Templo y la Casa de David se hallan en peligro

 

El estado espiritual deteriorado del pueblo de Israel, constituye un gran peligro para las dos bases sólidas de la nación israelita, y las mismas son: el Beit HaMikdash, el Gran Templo y el reino de la Casa de David.

El pueblo de Israel se hunde en el materialismo y en consecuencia, pierde su sabiduría de la Torá. El profeta lo describe de un modo duro en el capítulo anterior, y también en nuestro capítulo aparece una descripción de somnolencia espiritual. Las personas no tienen la capacidad de abrir un libro (11-12) y todo el servicio a Dios es automático, como consecuencia del acostumbramiento, y sin ninguna profundidad espiritual ni sentido bíblico. Lo único que puede salvar la situación es que la generación de los hijos se arrepienta y retorne a la buena senda de Dios y consagren Su nombre en el mundo, al igual que nuestro patriarca Iaacov que reflejó los frutos de nuestro patriarca Avraham (22).

El estado espiritual deteriorado del pueblo de Israel, constituye un gran peligro para las dos bases sólidas de la nación israelita, y las mismas son: el Beit HaMikdash, el Gran Templo y el reino de la Casa de David. El profeta pronuncia una lamentación alusiva a “Ariel”, que es un apelativo que se le da al Beit HaMikdash, por su parecido con un león y por el aspecto del fuego en forma de león que salía del altar. En el futuro, el Beit HaMikdash, el Gran Templo, habrá de ser destruido porque se ha vaciado de contenido espiritual, y el pueblo de Israel se convirtió en uno más de los otros pueblos, y no conoce su cultura y su carácter espiritual y bíblico.

También la Casa de David está en peligro. Aquí es denominada “la ciudad donde habitó David” (versículo 1). A pesar de que Dios le prometió a David que su reino no será interrumpido (Melajim II, capítulo 8), no obstante, la intención es que no habrá un reinado de otra tribu en lugar de su simiente, pero ello no quiere decir que el mismo se habrá de mantener a lo largo de la secuencia histórica y que no habrá ocasiones en las cuales no habrá ningún reino

Las pesadillas presentadas en la continuidad del capítulo, también enfatizan el peligro en el que se hallan el Templo y el reino de la Casa de David. En el versículo 7, se describe el control de Ariel en manos de los pueblos y su intento de destruirla y en el versículo 8 figura una parábola del Monte Tzión que simboliza el reino de la Casa de David que se convertirá en desierto, como el hombre que sueña que come y descubre que no llega comida a su boca.

El pueblo de Israel debe comprender que sin aferrarse a la cultura espiritual transmitida a través de las generaciones, la cual representa su sabiduría frente a los pueblos, puede llegar a perder todas sus bases y desaparecer del mapa de la historia.

 

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