La singularidad del sacrificio de Pesaj

La singularidad del sacrificio de Pesaj

El hecho de que las personas impuras por cadáver humano se vieron perturbadas por no poder traer el sacrificio de Pesaj, surge de su carácter particular como sacrificio de una alianza y una entrega que deben ser renovados anualmente.

El capítulo 9 se inicia con la descripción de la realización del sacrificio de Pesaj en el segundo año tras la salida de Egipto. Luego de ello se relata acerca de las personas impuras por cadáver humano, que se dirigen a Moshé con el interrogante “¿por qué habremos de ser impedidos, al no poder ofrecer el sacrificio del Señor en su plazo, en el seno de los hijos de Israel?” (Versículo 7). Moshé le traslada la  pregunta a Dios quien le responde que efectivamente, que aquel que se encuentra impuro en el momento de sacrificar el Pesaj, traerá el sacrificio un mes después.

Pero esta orden motiva una pregunta: ¿Por qué justamente en Pesaj encontramos el deber de “completar”, algo que no hallamos en otras festividades? De hecho debe formularse la pregunta sobre los mismos impuros: ¿Por qué les preocupaba justamente el hecho de que no pudieran traer el sacrificio de Pesaj y no otros preceptos de los cuales también deben abstenerse al estar impuros?

En efecto, se puede ver que el sacrificio de Pesaj tiene un estatus especial de pacto entre Israel y Dios. El hecho mismo de que el pueblo de Israel haya recibido el mandamiento de sacrificar el Pesaj como condición para la salida de Egipto (Shemot, capítulo 12) nos indica su carácter particular como un sacrificio que expresa la entrega del pueblo a Dios. El mandamiento de la Torá (en Shemot capítulo 12) de volver a sacrificarlo cada año, tiene como finalidad renovar anualmente la alianza y la entrega a Dios.

Este hecho explica claramente una cuestión adicional: hay solamente  dos preceptos positivos  cuya anulación deriva en que la persona es truncada (en sentido espiritual) del pueblo: la no realización del sacrificio de Pesaj (versículo 13) y la no realización de la circuncisión (Bereshit, capítulo 17, versículo 14). Mientras que la circuncisión representa el pacto particular del ser humano con Dios, el sacrificio de Pesaj representa el pacto familiar-nacional con Dios.

Y no obstante, así como lo observara el comentario “Meshej Jojmá” en su comentario alusivo al versículo 7, también Jizkiahu (Divrei Haiamim, Crónicas II, capítulo 30, versículo 1) y también Ioshiahu (Melajim, Reyes II, capítulo 23, versículos 21-22) quienes erradicaron el paganismo de la tierra de Israel, comenzaron la revolución religiosa alrededor de Pesaj. Aún antes de ello, en el relato del ingreso a la tierra, el texto enfatiza la realización de la circuncisión y el sacrificio de Pesaj por parte del pueblo como actos que deben ser realizados antes del ingreso (Iehoshúa capítulo 5)

Parece ser pues, que es esto lo que también movilizó a los impuros en nuestro capítulo, a fin de solicitar una solución para su problema y ésta también es la causa de por qué Dios accede al pedido de ellos y le ordenó a Moshé permitirles traer el sacrificio en el segundo mes.

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