Los emisarios de D-s

Los emisarios de D-s

Uno de los pilares que pasan por el libro de Ioná es la cuestión de la Providencia. Son numerosos los emisarios de D-s, tanto los revelados como los ocultos, y todos le hablan a la persona, cada uno en su idioma; y nosotros; nuestros oídos deben estar atentos para escuchar las palabras, para captarlas, internalizarlas.

En cuatro lugares de nuestro libro se destaca el involucramiento Divino por medio del vocablo hebreo “Vaieman” (“Dispuso”). Parece ser, que una breve mirada a los siguientes textos bíblicos nos brindará algunas líneas de pensamiento sobre el tema de la Providencia.

“Dispuso Adonai un gran pez…” (Ioná, capítulo 2, versículo 1)

“Y dispuso Adonai Elohim una planta de ricino…” (Ioná, capítulo 4, versículo 6)

“Dispuso Elohim un gusano…” (Ioná, capítulo 4, versículo 7)

“Dispuso Elohim un viento solano violento…” (Ioná, capítulo 4, versículo 8)

La palabra “Vaieman”-dispuso, viene a señalar el involucramiento Divino oculto, que desaparece. Como si esta creación hubiera aparecido ante Ioná, por mera casualidad.

Hay aquí una clasificación por tamaño e intensidad: un pez grande, un árbol, un gusano, un viento solano y también una variedad de formas de creación, desde el aspecto de la relación con la persona. No aparecieron casualmente, sino que su incorporación indica un rumbo claro.

D-s convoca a diferentes criaturas como sus enviados a la persona, para hacerla retornar a su destino, para darle señales y comunicarle la palabra de D-s: mineral, vegetal, animal, del mar, la tierra y el aire, todos ejecutan la palabra del Creador. Ante una realidad compleja con numerosos acontecimientos debemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Hacia dónde se encamina todo? ¿Cuál es el sentido de todo lo ocurrido?

Parece ser, que incluso la elección de estas criaturas u otras como enviadas de D-s, es importante en el marco de la tendencia de la misión.

Lo que me llamó la atención fue el énfasis lingüístico. En la descripción que acompaña a la palabra Ninvé, el texto no solo menciona el nombre de la ciudad a secas sino que adiciona “Ninvé -la gran ciudad”. Y en otro lugar, incluso el texto se prolonga: “y Ninvé era una ciudad grande para Elohím: una marcha de tres días” (Capítulo 3, versículo 3). El énfasis lingüístico dual aparece en: “Pero dispuso Adonai un gran pez para tragar a Ionáh y estuvo Ionáh en las entrañas del pez tres días y tres noches. Y oró Ioná a Adonai su D-s., desde las entrañas del pez” (Capítulo 2, versículos 1-2).

Estos dos énfasis, que parecen innecesarios, crean una rara ecuación: la gran Ninvé, tres días=gran pez, tres días. La dirección de un pensamiento interesante para resolver dicha ecuación me surge a partir del comentario de Eliakim Ben Menajem, sobre el libro Ioná (1,2 y en la observación 7, en el marco del comentario “Daat Mikrá” para Trei Asar, los doce libros, parte I, Ediciones Mosad Harav Kuk).  

Ninvé, situada a orillas del Éufrates, fue señalada en la escritura cuneiforme asiria con una forma de pez dentro de una casa. Puede que su origen histórico de este símbolo esté relacionado con el hecho de que Ninvé es una fuente de peces de excelente calidad, y esta era una señal central en su difusión. Puede inferirse también que Ninvé significa: la casa del pez (según su interpretación en arameo).

A la luz de ello, es muy significativo el momento de la aparición del pez, precisamente cuando Ioná es reencaminado a su misión. Es como si D-s le dijera a Ioná: tú te escapas de la casa del pez (Ninvé), la gran ciudad, un trayecto de tres días, y retornarás allí a través del pez, que será como tu hogar durante tres días. Y efectivamente, del gran pez, tras los tres días, Ioná se dirige a Ninvé, la gran ciudad, un trayecto de tres días.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Gentileza sitio DAAT

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