Presten atención a la geografía

Presten atención a la geografía

 

Quien aprende a poner atención y el ojo en la precisión del maravilloso texto bíblico en la descripción geográfica, está también invitado a atender y escuchar los actos y las palabras. 

 

 

Una de las primeras lecciones que estudié en geografía bíblica (con el primer equipo de trabajo de la escuela de campo del Kibutz Kfar Etzion) fue en Tel Main (Maon) y a dos kilómetros al norte de allí, en Ein al-Karmil (Carmel). En la colina no hay una fuente de agua, mientras que el manantial Carmel es la única fuente de agua, la fuente permanente y estable al sudeste del monte Hebrón. La descripción bíblica breve y precisa-“Y había un hombre en Maón que tenía sus bienes en Carmel “ (Capítulo 25, versículo 2), la vimos con nuestros propios ojos. 

En la colina había un poblado, y hacia el manantial llegaban los rebaños, y alrededor, plantaciones y campos. Las 3.000 ovejas y las 1.000 cabras de Nabal pueden colmar el valle del manantial, en diferentes ciclos, durante todo el día. 

 

Aquel que recuerda del libro Bereshit (Capítulo 4) los nombres-“Hevel”, “Iaval” (“Yuval”, “Tuval”) y el vínculo de ellos con el ganado y aquel que recuerda los Shofarot del jubileo (en Sinai y en Ierijó), elaborados de grandes cuernos de carneros, tampoco se sorprenderá del nombre “Nabal”, que se parece al “jefe de los pastores”, y sólo el relato le otorga un doble sentido, como los conceptos de su señora (Versículo 25). Aquel que aprende a prestar atención y poner el ojo en la maravillosa precisión bíblica de la descripción geográfica, está también invitado a  prestar atención y a escuchar los actos y las palabras. 

 

Frente a Nabal el Carmelí, que no es el “Mashiaj de D-s”, la escena se transforma. David reaccionó y actuó con un poder depredador como sus hombres, para no dejar resto alguno de la familia de Nabal, y Abigail hizo escuchar la voz de David-“entonces la vida de mi señor estará atada a los lazos de los que viven con el Señor tu Dios… Y no será esto pesar ni remordimiento a mi señor: haber derramado sangre sin causa por haberse vengado mi señor… “ (Versículos 29-31). 

 

David oyó su voz interior en Abigail, que lo devolvió a la senda adecuada- Baruj    “Bendito es el Señor, Dios de Israel, que te envió hoy a encontrarme, bendito es tu razonamiento, y bendita seas tú, que me has impedido hoy derramar sangre y vengarme por mi propia mano” (Versículos 32-33). El profundo vínculo espiritual generado, dio a luz el matrimonio (tal vez, de un modo demasiado precipitado) 

 
 

Gentileza del sitio 929 

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