Un testamento ético-espiritual

Un testamento ético-espiritual

La cuestión del testamento de David no implica la definición de la confrontación por el reino sino la preocupación por el legado espiritual de la Casa de David. Yoav fue eliminado porque la imagen del combatiente poderoso se contrapone a la apostura espiritual del reino de la Casa de David. 

Más allá de la preocupación por la estabilidad gubernamental, David se preocupa por el carácter ético-espiritual de la Casa de David.

Por consiguiente, David no comienza con instrucciones practicas a Shlomó sino con un imperativo alusivo al destino espiritual adecuado y con una proclama general sobre la tendencia del reino de la Casa de David: “Guarda también el precepto del Señor, tu Dios” (Versículo 3).

A la luz de ello, se deben evaluar los edictos de David a Shlomó en lo relativo a Shimí y Yoav. Dicho imperativo es la continuación del testamento espiritual. David considera a Shimí y a Yoav como quienes están en contra de su legado espiritual y lo ponen en riesgo. No se trata de un resentimiento personal sino de la suposición de que la falta de perjuicio a Yoav y Shimí, le causará una mancha significativa a la Casa de David. Si el padre fundador de la dinastía real es contemplado por el pueblo como patrocinador, el hecho les concederá legitimidad en nombre del reino y serán percibidos como figuras importantes de la época del rey anterior.

La defensa de David a Shimí, a raíz de la expresión de Shimí de que es “el primero de toda la Casa de Iosef” (Shmuel II, capítulo 19, versículo 21), por cierto, deja lugar a la hipótesis de que David lo aceptó como un aliado y por ende lo defendió y le juramentó. Dicha percepción, que un blasfemo que salió a maldecir al Meshiaj de Dios mientras negaba el mundo de la santidad, se unió al bando de David, le impondrá una mancha espiritual a su reino, y por consiguiente, David, que conoce muy bien quién es Shimí, le ordena a Shlomó que no lo absuelva.

Esa es la ley y la razón de la actitud de David hacia Yoav. A pesar de que Yoav es uno de sus aliados y exhibe una entrega total en su favor, David siente a lo largo del camino que la figura del poder  hacia los demás es el fundamento de vida de los hijos de Tzeruiá, del combatiente poderoso, refleja la antítesis a todo elemento sacro y se contrapone totalmente a la cosmovisión del judaísmo, representada por la personalidad de los hijos de Tzeruiá. En varios lugares del libro Shmuel, David advirtió al respecto, y presentó a los hijos de Tzeruiá como quienes ponen en riesgo su reino.

Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria, explicaron, en alusión a David, es “Adino el Eznita, cuando estaba sentado estudiando Torá se ablandaba como un gusano, y cuando salía a la guerra, se endurecía y fortalecía  como la madera (Moed Katan 16b), pero Yoav impone una dura mancha en ello. El estatus de Yoav en el marco del reino de David, sólo incrementa el problema.

Por eso, David ordena a Shlomó matar a Yoav y así dejar en claro que su camino no es la senda del reino de la Casa de David.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Cortesía sitio VBM de la Academia Rabínica Har Etzion

Volver al capítulo