Basta de quejas!

Basta de quejas!

En nuestro capítulo los hijos de Israel empiezan con sus reclamos y quejas. ¿Cuál era el motivo de sus quejas? ¿Acaso realmente les faltaba algo? Parece que en realidad no tenían motivos para quejarse pero es más fácil quejarse por lo que falta que alegrarse por lo que se tiene.

El primer inconveniente es descripto de esta forma:” Y ocurrió que el pueblo, estaban como quejosos, mal a los oídos del Señor” (Versículo 1). La simple explicación de la palabra “quejosos” es “que reclaman”. En esta fase, el texto no señala la esencia de la queja del pueblo; y en efecto, numerosos comentaristas trataron de entender el sentido. Algunos de los sabios dijeron que hace referencia a las quejas surgidas a partir del deseo de los hijos de Israel de practicar el paganismo tal como se habían acostumbrado en Egipto, un deseo que no podían concretar por ser considerado como una grave transgresión; no obstante no hay alusión alguna a ello en los versículos.

Parece que hay que buscar la solución en otra dirección. Es posible que los hijos de Israel se quejaron por el hecho mismo de la salida al camino: el monte Sinai, a cuya ladera acamparon los hijos de Israel casi un año, estaba relativamente cerca del sitio de asentamiento, pero desde que lo dejaron y salieron al desierto, se potenciaron las dudas por los avatares del camino y por el pesar incluido en una ardua travesía al calor del desierto. Tras una estadía de aproximadamente un año en un sitio, no hay nadie que desee renunciar a esa calma y quietud temporales y emprender un camino largo e intimidatorio.

Parece que una palabra, y tal vez de hecho, una letra, puede otorgarle un nuevo sentido a todo el episodio. No es casual que la Torá utilice el término “quejosos mal” y no simplemente “quejosos”. En realidad, los hijos de Israel no tenían motivo alguno para quejarse; en términos de esos tiempos, lo tenían todo. Pero somos seres humanos, y nos resulta más fácil quejarnos por aquello que nos falta que alegrarnos por lo que tenemos. Lo bueno, lo recibimos como algo sobreentendido, y en relación a lo malo nos gusta reclamar y quejarnos.

Y así definió Rashi lo ocurrido: “están buscando una trama de cómo apartarse de Dios”. El ser humano busca excusas para quejarse a fin de justificar su conducta inapropiada, y el alejamiento de Dios que no tiene motivo concreto alguno.

Esta queja, en el inicio de la travesía por el desierto, nos puede provocar el afrontamiento de nuestras quejas sobre nosotros y sobre nuestros niños a lo largo de toda la vida. No es recomendable transformar la queja en una forma de vida.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashá baktaná" publicado por "Maguid".

 

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