La maledicencia-no es para mí

La maledicencia-no es para mí

Es interesante que el precepto de recordar lo hecho por Amalek, haya logrado una gran repercusión en el seno del pueblo de Israel, mientras que recordar la acción de Miriam, que también es un precepto positivo según el Rambán, ha sido abandonado. Ha llegado la hora de corregir esta cuestión. Debemos internalizar lo despectivo de la maledicencia y comprender que la construcción del verdadero yo, no se logrará avasallando al otro.

La maledicencia a la que se hace referencia en nuestro capítulo, no se trata justamente de conceptos malos pronunciados sobre Moshé Rabenu. Según la literalidad del texto, el argumento central de Miriam y Aharón es que Moshé no es una excepción ni es particular: “¿Acaso solamente con Moshé ha hablado El Señor? ¡Ciertamente también con nosotros ha hablado!” (Versículo 2), es decir: hay dos formas para minimizar la imagen de una persona. La primera opción, la más frecuente, es cuando hablamos mal de ella, y difundimos cosas malas sobre ella, cuando los conceptos son incorrectos, o incluso cuando son correctos-cuando no hay un deber halájico o una necesidad vital para hacerlo; la segunda opción, que es la más sofisticada pero no por ello, menos dañina y destructiva, es cuando objetamos su singularidad al compararla con personas inferiores a su nivel elevado. Incluso cuando parezca que no se trata de Lashón Hará (maledicencia), de hecho, las consecuencias son idénticas, y la Torá ordena alejarse de ello.

El estatus de la persona no es establecido en función de su capacidad para destruir al otro o para elevarse a sí mismo de un modo distorsionado e incorrecto, sino solamente a partir de la fuerza de la verdad. A tal fin, no es para nada necesario confrontar con el “otro” ni intentar accionar en un sistema social relativo-si el otro está caído, pues yo estoy en lo alto. El estatus de la persona debe ser logrado a partir de lo que realmente es: a partir de sus buenas elecciones, por sus actos de bondad y por la permanente búsqueda de justicia que caracteriza su identidad, por su predisposición para intervenir en consignas generales sin interés alguno, por la verdad que sale de su boca y similares. Cualquier otro intento de consolidar el estatus a través de un autoempoderamiento mentiroso o la humillación del otro-deriva en la lepra de Miriam, cuyo elemento principal es: el apartamiento del campamento y el aislamiento, para volver a examinar el camino de la persona en el mundo.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio de la Academia Rabínica "Orot Shaul".

 

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