Boaz sorprende

Boaz sorprende

A diferencia de Tamar que ocultó su identidad, Rut revela quién es, en el momento adecuado, y solicita ser redimida a toda voz. Pero en ese momento, Boaz sorprende y cambia el programa. 

Cierta vez, en la previa de la festividad de Shavuot, me reuní con alumnos y alumnas de una escuela estatal de Ierushalaim, en el marco de una charla sobre Meguilat Rut; al llegar a la parte del descenso a la era, les dije (de buena fe): lamento si frustro los sueños de “un amor en la era”-Boaz era una persona anciana, y Rut una mujer viuda, no joven. 

En ese momento, estalló una tormenta en el seno de los jóvenes alumnos, que las docentes no lograron calmar, y pasaron diez minutos completos hasta que pude continuar-“Pero, ¿qué puedo hacer? dije, Boaz era anciano y Rut una viuda. 

En el contexto, se halla sin duda, el episodio de Tamar y Iehudá (Bereshit, capítulo 38), cuyo final será recordado en las bendiciones que se pronuncian al final de la lectura de la Meguilá, y el nacimiento de Peretz es el inicio de esta familia-pero Tamar se encontraba sola, y ella sola planificó la emboscada “en la encrucijada de los manantiales, que estaba en el camino hacia Timnáh” (Bereshit, capítulo 38, versículo 14) e incluso implementó todo lo planificado, incluida la prenda, que la salvará de morir acusada de adulterio; el episodio de Naomí y Rut es mucho más complejo, delicado y frágil. 

La idea es de Naomí, y Rut será la ejecutora de la misma; a diferencia de Tamar que ocultó su identidad (a sabiendas de que Iehudá no se aproximaría a ella si supiera quién es), Rut revelará quién es, en el momento correcto, y pedirá ser redimida a viva voz; la intención de Naomí es clara (como la intención de Tamar): el hombre pretendido, que vive sin una mujer (adulto e incluso anciano, el padre de Er y Onán, como el tío anciano de Majlón), no podrá resistirse a la tentación de la joven mujer al estar solo, y ella quedará embarazada-no obstante, ese hombre (Boaz, como Iehudá y otros), tiene una honestidad ética interior mayor al respeto a sí mismo (“Ella es más justa que yo”; Bereshit, capítulo 38, versículo 26) y no se desentendió de su responsabilidad en el momento de prueba, y así será redimida Rut, la viuda, y dará a luz a un niño que tiene un padre conocido. 

Pero Boaz sorprendió, y cambió el plan. Boaz no intimó con Rut en la era, a pesar de que ella yació allí durante toda la noche-no se le pidió a él que hiciera una buena acción para con la viuda-conversa y redimirla, sino que ella realiza una buena acción con un anciano como él, ya que todo hombre joven estaría muy contento de casarse con ella (aparentemente, por el buen corazón de Boaz), “porque sabe toda la asamblea de mi pueblo que eres mujer de acendrada virtud” (Capítulo 3, versículo 11) 

Si no lo aceptan, revisen nuevamente el texto 

Boaz sabía que hay aquí una receta clara para que ambos se compliquen y dominó su instinto; también se ocupó de que no “se sepa que haya venido la mujer a la era” (Capítulo 3, versículo 14), pero de inmediato preparó un plan alternativo, en cómo aprobar la conversión y también el enlace en Beit Lejem, a sabiendas, que hay leyes de la redención “hay (otro) redentor, más cercano que yo” (Capítulo 3, versículo 12) sobre el que no hemos escuchado hasta ahora. 

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